Karen y Olof: pioneros de la conservación en Costa Rica

En los años sesenta, mucho antes de que Costa Rica se convirtiera en símbolo mundial de la conservación ambiental, una pareja de idealistas europeos decidió cambiar el curso de la historia natural del país. Nicolás “Olof” Wessberg, sueco, y Karen Mogensen, danesa, se establecieron en la península de Nicoya, atraídos por la belleza salvaje e intacta de la naturaleza tropical.

Instalados en Montezuma, quedaron profundamente impactados por la destrucción sistemática de los bosques y la pérdida de biodiversidad. En una época en la que pocos hablaban de protección ambiental, comenzaron a movilizarse para salvaguardar la riqueza natural de Costa Rica. Gracias a su tenacidad y a la colaboración con científicos y ambientalistas locales, contribuyeron decisivamente a la creación del primer parque nacional del país: Cabo Blanco, en 1963.

Su compromiso fue tan concreto como visionario: lograron convencer al gobierno y a la sociedad civil de la importancia de salvar los bosques tropicales primarios y promover un modelo de desarrollo sostenible.

Lamentablemente, este coraje tuvo un alto costo. En 1975, mientras trabajaba para proteger un bosque amenazado por la especulación, Olof Wessberg fue asesinado. Su cuerpo fue hallado semanas después, enterrado en una fosa poco profunda: una señal trágica de cuán incómoda resultaba su lucha por la justicia ambiental. En 2025 se cumplen 50 años de su muerte, un aniversario que invita a recordar y a renovar el compromiso con sus ideales.

Pero el sueño no murió. Karen Mogensen, ya sola, transformó el dolor en nueva fuerza y continuó su misión. En su honor, en el corazón de la península de Nicoya, nació la Reserva Karen Mogensen, un área protegida que hoy representa un modelo de gestión ecológica, conservación de la biodiversidad y participación de las comunidades locales.

La historia de Karen y Olof es una historia de amor por la naturaleza, de sacrificio y esperanza. Su legado vive hoy en cada hectárea de bosque salvado, en cada especie protegida y en la identidad misma de Costa Rica como nación verde.

Foreste per Sempre OdV, activa desde hace años en Costa Rica, forma hoy parte integral de este legado: colabora en la gestión de la Reserva Karen Mogensen, contribuyendo especialmente al desarrollo y funcionamiento de la estación biológica y meteorológica, una herramienta esencial para el monitoreo de los ecosistemas y la lucha contra los efectos del cambio climático.

Apoyar a Foreste per Sempre significa dar continuidad al sueño de Karen y Olof, un sueño que habla de justicia ecológica, de bosques vivos y de un futuro posible.