Ciudades inteligentes y naturaleza

Ciudades inteligentes: menos coches, más espacio para la vida

Por Foreste per Sempre OdV

En los últimos años se ha hablado mucho de las ciudades inteligentes o smart cities, lugares donde la tecnología y la sostenibilidad deberían integrarse para mejorar la calidad de vida. Sin embargo, la verdadera inteligencia urbana no se mide por los sensores o los algoritmos, sino por la capacidad de una ciudad de reducir su impacto y devolver espacio a la vida.

A menudo hemos hablado del papel de los árboles urbanos, de la gestión del verde y de la necesidad de bosques y biodiversidad en la ciudad. Pero si buscamos el principal obstáculo para la renaturalización urbana, lo encontramos bajo el asfalto y el metal: el automóvil.

La paradoja del automóvil

El coche se ha convertido en símbolo y problema de la ciudad moderna.
Un vehículo de más de una tonelada, usado la mayor parte del tiempo por una sola persona que pesa menos de una décima parte, y cuya eficiencia energética real es inferior al 30% — el resto se disipa en calor. Como escribió Ivan Illich en los años setenta, “el hombre moderno dedica más tiempo a su coche del que gana en libertad de movimiento.”

Más del 90% de los coches privados permanecen estacionados la mayor parte del tiempo, ocupando grandes superficies de suelo público y privado.
Según la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA, 2023), las infraestructuras viarias son una de las principales causas del consumo de suelo y de la fragmentación de hábitats urbanos, reduciendo la permeabilidad del terreno y aumentando el riesgo de inundaciones.

Movilidad inteligente: una transición posible

La verdadera movilidad “smart” no consiste solo en electrificar los coches, sino en repensar el concepto mismo de propiedad y uso.
La inteligencia artificial y la conducción autónoma permiten ya crear sistemas de transporte bajo demanda, en los que los vehículos compartidos se gestionan mediante plataformas digitales y se usan solo cuando son necesarios.

Proyectos piloto de car sharing autónomo ya funcionan en Singapur, Helsinki y San Francisco, mientras que en Europa la Estrategia Europea de Movilidad Inteligente (2021) y el Pacto Verde Europeo promueven modelos de movilidad como servicio, integrando transporte público, bicicletas, micromovilidad eléctrica y servicios compartidos.

Eliminar los coches aparcados de las calles y patios urbanos permitiría recuperar espacio para árboles, jardines y lugares de encuentro.
Imaginemos una ciudad donde, gracias a programas inteligentes, las personas puedan reservar un vehículo adaptado a sus necesidades, que después se aparca automáticamente en silos o garajes subterráneos.
Estos servicios podrían ser ofrecidos por autoridades locales o empresas privadas conveniadas, sustituyendo los gastos de propiedad por abonos mensuales accesibles a todos.

Devolver espacio a la vida

Reducir el espacio ocupado por los coches significa liberar las ciudades:
más zonas verdes, más rutas ciclistas, más plazas y lugares de socialización.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el acceso a zonas verdes urbanas mejora el bienestar psicológico, reduce el estrés y disminuye el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

Las verdaderas ciudades inteligentes son aquellas que eligen vivir con la naturaleza, no contra ella.
Caminar y pedalear siguen siendo los medios más inteligentes y sostenibles, mientras la tecnología puede ayudarnos a construir un nuevo equilibrio entre personas, entorno y movilidad.

“Una ciudad es realmente inteligente cuando pone la vida, y no las máquinas, en el centro.”
(Inspirado en los principios del Nuevo Urbanismo y del Pacto Verde Europeo)

Evidentemente, los desplazamientos interurbanos de larga distancia, junto con la gestión caótica actual de las mercancías, deberán apoyarse en soluciones de transporte alternativas.